Aquí sigo, con una vida
tremendamente dura, como, duermo, como, duermo, me vacío… Hasta ahí todo
controlado, el problema viene cuando esos gigantes que se avalanchan sobre mí y
me hacen todo tipo de gestos ridículos, me dicen cosas que no entiendo, ¿Qué es
abubu, guacho, guachu, tronkidonki, cuchi cuchi? He probado con todo, les he sonreído,
he llorado, me he hecho la dormida y a alguno no me ha quedado más remedio que
dejarle un regalito, nunca fallo, pero aun así, no me los quito de encima, por
no decir que cada vez que me despierto tengo mínimo a dos personajes mirándome a
los pies de mi cuna hipnotizados que por el día se ríen pero por la noche se
miran el uno a otro con cara de sueño y se dicen:
¡Te toca a ti!